¿Es posible sentirse completamente solo en la ciudad con más gente del mundo? Edward Hopper, conocido como el pintor del silencio y la soledad, plasma este sentimiento en sus obras.
Noctámbulos, 1942
Edward Hopper nació en Nueva York donde estudia dibujo. Trabajó intermitentemente en una lúgubre agencia publicitaria haciendo ilustraciones hasta los cuarenta años. Hopper detestaba profundamente este trabajo y la monotonía de su vida.
A pesar de que pintaba cuadros, no lograba vender ninguno, y por lo tanto se veía obligado a trabajar de ilustrador para sobrevivir.
Su trabajo artístico no era apreciado por nadie salvo él mismo, quien continuó pintando. Como él dijo:
“La ilustración realmente no me interesaba, me vi obligado a hacerlo, en un esfuerzo por conseguir algo de dinero, eso es todo”.
Procuraba trabajar lo mínimo como ilustrador para seguir desarrollando su obra, a pesar de que fuera completamente ignorada. Cuando Hopper rondaba los 40 años conoció a Josephine, una artista de cierta fama en Nueva York que le presentó a los curadores del museo de Brooklyn quienes compraron una de las pinturas de Hopper y le impulsaron a la fama. El artista por fin realizó una exposición en la que se agotaron todas las entradas y pudo dedicarse completamente a la pintura. A pesar de que saltó a la fama gracias a Josephine, Hopper nunca le agradeció su ayuda y confianza en él.
Jo y Edward Hopper en Cape Elizabeth (Maine)
Se casó con Jo, pero no tuvieron un matrimonio feliz. Tuvieron una relación tóxica, explosiva e incluso violenta, a veces dejaban de hablarse durante días. Hopper infravalora abiertamente la producción artística de su mujer y ella era muy celosa y no permitía que otras personas posaran para Hopper, ella fue siempre su modelo.
El silencio que domina las obras de Hopper es representativo del que vivió el propio artista en su casa con un matrimonio tumultuoso en el que pasaban largas rachas sin hablar. En sus pinturas siempre aparecen parejas desconectadas e infelices, parejas que lo único que comparten es un espacio común de forma física y sin embargo, en lo psíquico están a kilómetros de distancia.
Los protagonistas de los cuadros de Hopper no se comunican y tienen relaciones ambiguas; podrían ser pareja o simplemente dos desconocidos. Se especializó en crear estos ambiguos espacios y relaciones tensas entre los personajes que demandan necesariamente la intervención del espectador para averiguar qué ocurre en la historia que nos cuenta Hopper.
Las parejas, y la falta de interacción emocional es uno de los temas principales de las obras del artista.
Noctámbulos es la gran obra maestra de Hopper. Representa un mundo cerrado donde cuatro personajes se encuentran en una cafetería que parece no tener puerta que conecte con el mundo exterior. La cafetería tiene una gran ventana que separa al espectador y los personajes y enfatiza el silencio que existe dentro de la cafetería.
Tanto la perspectiva, como los colores, la luz y la atmósfera de la pintura, muestran las grandes influencias que tuvo Hopper de los impresionistas, como por ejemplo la terraza de Van Gogh también iluminada por luces artificiales.
En esta obra aparecen un hombre y una mujer sentados uno al lado del otro, sumidos en sus propias meditaciones. Por la composición de la imagen, parece que están de la mano, sin embargo no llegan a tocarse. Del café de ella sale humo, el de él está frío, lo que puede llevarnos a pensar que él ha estado esperándola.
Otro de los personajes es un hombre separado y sentado en la barra, pero de espaldas al espectador. Este hombre está particularmente oculto en la sombra, pasa desapercibido. Su anonimato aumenta la sensación de impenetrabilidad en la pintura, el misterio se hace aún más grande. En su mano derecha sujeta un vaso, y en la izquierda un periódico, que probablemente estará lleno de noticias de la guerra. En la parte de la barra más a la derecha, hay un vaso vacío, quizás destinado al espectador.
El mesero no habla con nadie ni hace contacto visual, simplemente mira al exterior.
Tras la popularización de esta obra, mucha gente buscó este restaurante sin éxito, ya que únicamente existió en la cabeza del artista.
Hopper murió el 15 de mayo de 1967, pero dejó a su paso un legado sobre la visión de la sociedad que resulta más actual que nunca. Su obra fue una cápsula silenciosa de la soledad que invadió al artista y que comparten la mayor parte de personas que experimentan la vida moderna.
Comments